CSIF denuncia que se presiona a los agentes de la policía municipal para que tengan los vehículos policiales parados.

Recientemente, ha aparecido en un tabloncillo del Distrito V de la Jefatura del Cuerpo de Policía Local de Valladolid, una orden que, por darle un calificativo más que merecido, podríamos llamar la cúspide de la eficiencia administrativa dentro de la policía. Y es que, para no caer en un monumental 'cabreo', es mejor echar mano a la ironía.

Esta brillante directiva se traduce así: que cualquier motorista que recorra más de 900 km o cualquier patrullero o Servicio Especial de Seguridad (S.E.S) que supere los 1.400 km mensuales con el vehículo oficial será "castigado" con la asignación de un vehículo de peor calidad el mes siguiente.

Desde hace 10 días, aquellos policías que se han excedido en los kilómetros establecidos, se han encontrado con la sorpresa de que las llaves de sus vehículos no estaban. Cuando han pedido explicaciones, el oficial responsable les ha comunicado que tienen que hacer uso de otro vehículo, normalmente de mayor antigüedad.

Para empezar, la presentación de este 'edicto' es digna de una ovación (seguimos con ironía, claro está). Su publicación en un tabloncillo de corcho, en lugar de un medio más formal y profesional, refleja claramente la poca seriedad con la que se maneja la información dentro de esta institución. Resulta particularmente preocupante que una 'orden' que debe ser cursada a través de la diaria Orden General del Cuerpo, (O.G.C.) de obligado conocimiento y cumplimiento, sea transmitida de manera tan informal y descuidada. Nada grita más 'Somos un cuerpo organizado y respetado' que un anuncio mal pegado en un tablón de anuncios, que probablemente también tiene propaganda de pizzerías locales y anuncios de "se busca gato extraviado".

Ahora, entrando en el meollo de la cuestión, la medida en sí parece haber sido diseñada en una sesión de 'brainstorming burocrático'. Porque, ¿De qué otra forma se podría llegar a pensar que la mejor manera de gestionar el uso de los vehículos es castigar a los agentes más diligentes? Claro, es completamente lógico, que aquellos que se desplazan más, que patrullan más, y que probablemente tienen una mayor presencia en las calles sean premiados con vehículos en peor estado. Nada motiva más a un policía que saber que su esfuerzo extra se verá recompensado con una herramienta de trabajo inferior (de nuevo aparece la ironía).

Hablemos un poco de los kilómetros. 900 km para la Unidad motorizada y 1.400 km para los patrulleros del 092 o S.E.S, en un mes. Si hacemos un cálculo rápido, esto se traduce aproximadamente en unos 30 km al día para motoristas y unos 47 km al día para patrulleros. Sí, porque todos sabemos que, en una gran ciudad, con todos sus problemas de tráfico y seguridad ciudadana, con sus extensas áreas de patrullaje, recorrer esas distancias es tarea fácil y no representa un verdadero esfuerzo o necesidad operativa.

No olvidemos el componente de seguridad. Con esta medida, se garantiza que los vehículos más deteriorados estarán en manos de aquellos agentes que, aparentemente, ya tienen la tendencia a usar más los vehículos, quizás, debido a la naturaleza de sus tareas. Es una forma excelente de asegurar que los automóviles menos fiables estén en circulación constante, aumentando así la probabilidad de fallos mecánicos en medio de situaciones críticas de emergencia y la elaboración del correspondiente expediente disciplinario en caso de accidente (una costumbre ya protocolarizada en el Cuerpo de la Policía Local de esta ciudad).

Por supuesto, la lógica nos lleva a pensar que detrás de esta decisión está la intención de fomentar un uso más "moderado" y 'responsable' de los recursos. Porque, claramente, en vez de invertir en un mantenimiento adecuado y una gestión eficiente de la flota de vehículos, es mucho más sencillo implementar medidas punitivas. (Disculpen por seguir cayendo en la ironía reiteradamente). No cabe duda de que esta estrategia reducirá los kilómetros recorridos..., pero también la moral y la efectividad de los agentes.

¿Cuál es el meollo de la cuestión?

La Policía Local ha experimentado un cambio, pasando de ser un ejemplo de dignidad, integridad y profesionalismo, a ser un escenario que oscila entre lo estrambótico y lo preocupante. La gestión de este cuerpo se ha centrado en la generación constante de expedientes disciplinarios, más que en la resolución efectiva de necesidades y problemas de operatividad, o en la mejora de la seguridad pública. En los últimos años, la falta de seriedad dentro de la institución y la insana gestión, han generado un ambiente de desmoralización y desmotivación entre los agentes, en un trabajo donde el compromiso y la dedicación son fundamentales.

Es imperativo que se produzca un cambio radical de gestión en el cuerpo de Policía Local de Valladolid.

Al equipo policial y a la ciudadanía les deseamos suerte y paciencia, porque ciertamente la vamos a necesitar.

 

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