CSIF denuncia las condiciones de “semi-esclavitud” de las trabajadoras de ayuda domiciliaria del Ayuntamiento de Valladolid
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19 de de gener de 2022
CSIF denuncia la “intolerable situación” en la que trabajan las más de 600 trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Valladolid, y urge “mejoras y soluciones con prontitud”.
Aunque la jornada completa semanal se fija en 36 horas para las trabajadoras de la ayuda domiciliaria del Ayuntamiento de Valladolid, la mayoría de las 625 empleadas (en su inmensa mayoría mujeres) vienen haciendo una media de 25 horas semanales (o incluso menos), es decir, el 65% de la jornada completa. Esto reduce enormemente los salarios, ya de por sí muy ajustados.
A las trabajadoras se les clasifica dependiendo de si están incluidas “dentro” de la bolsa de trabajo, que son 139 (28% de la plantilla); o si están “fuera”, las 490 empleadas restantes, que suponen el 72% del número total. Estas últimas sufren -aún más si cabe- peores condiciones que sus compañeras.
Las trabajadoras del servicio de ayuda domiciliaria no saben cuántas horas van a trabajar la semana siguiente, ni el horario, ni en qué días. Una situación de flexibilidad horaria extrema “intolerable” que soportan durante todo el año, y que imposibilita cualquier conciliación de vida laboral y familiar. Además, les lleva -de hecho- a ser empleadas en riesgo de pobreza. Unas condiciones e incertidumbre permanentes que afectan emocional y psicológicamente “seriamente” a estas empleadas, como se detecta en la valoración psicosocial que les han hecho.
La división por edades de la plantilla de ayuda domiciliaria, muy feminizada, refleja que el 78% supera los 40 años, lo que evidencia que no es un trabajo que atrae a las mujeres jóvenes, en edad de tener hijos. Solo un 10% de estas empleadas tienen más de 20 años, y un 12% están entre 30 y 40.
Asimismo, “se suman numerosas pequeñas exigencias laborales, que cada día ponen un poco más difícil el trabajo diario”, lamenta CSIF. Señala, como ejemplo, que la jornada no podría denominarse ni continua ni partida, pues la tarea se circunscribe a los horarios demandados por los usuarios, por lo que pueden tener jornadas laborales discontinuas “con tiempos muertos”, que -lógicamente- no se pagan. Las trabajadoras, por tanto, alargan la jornada laboral por la mañana, tarde e incluso noche, para cumplir con las horas de trabajo asignadas.
CSIF reclama al Ayuntamiento de Valladolid que evalúe integralmente el servicio de atención domiciliaria que se presta, “que es importante, necesario y de calidad. Pero todo el esfuerzo para prestarlo no puede recaer en los trabajadores”, insiste el sindicato independiente.
Aunque la jornada completa semanal se fija en 36 horas para las trabajadoras de la ayuda domiciliaria del Ayuntamiento de Valladolid, la mayoría de las 625 empleadas (en su inmensa mayoría mujeres) vienen haciendo una media de 25 horas semanales (o incluso menos), es decir, el 65% de la jornada completa. Esto reduce enormemente los salarios, ya de por sí muy ajustados.
A las trabajadoras se les clasifica dependiendo de si están incluidas “dentro” de la bolsa de trabajo, que son 139 (28% de la plantilla); o si están “fuera”, las 490 empleadas restantes, que suponen el 72% del número total. Estas últimas sufren -aún más si cabe- peores condiciones que sus compañeras.
Las trabajadoras del servicio de ayuda domiciliaria no saben cuántas horas van a trabajar la semana siguiente, ni el horario, ni en qué días. Una situación de flexibilidad horaria extrema “intolerable” que soportan durante todo el año, y que imposibilita cualquier conciliación de vida laboral y familiar. Además, les lleva -de hecho- a ser empleadas en riesgo de pobreza. Unas condiciones e incertidumbre permanentes que afectan emocional y psicológicamente “seriamente” a estas empleadas, como se detecta en la valoración psicosocial que les han hecho.
La división por edades de la plantilla de ayuda domiciliaria, muy feminizada, refleja que el 78% supera los 40 años, lo que evidencia que no es un trabajo que atrae a las mujeres jóvenes, en edad de tener hijos. Solo un 10% de estas empleadas tienen más de 20 años, y un 12% están entre 30 y 40.
Asimismo, “se suman numerosas pequeñas exigencias laborales, que cada día ponen un poco más difícil el trabajo diario”, lamenta CSIF. Señala, como ejemplo, que la jornada no podría denominarse ni continua ni partida, pues la tarea se circunscribe a los horarios demandados por los usuarios, por lo que pueden tener jornadas laborales discontinuas “con tiempos muertos”, que -lógicamente- no se pagan. Las trabajadoras, por tanto, alargan la jornada laboral por la mañana, tarde e incluso noche, para cumplir con las horas de trabajo asignadas.
CSIF reclama al Ayuntamiento de Valladolid que evalúe integralmente el servicio de atención domiciliaria que se presta, “que es importante, necesario y de calidad. Pero todo el esfuerzo para prestarlo no puede recaer en los trabajadores”, insiste el sindicato independiente.
Aunque la jornada completa semanal se fija en 36 horas para las trabajadoras de la ayuda domiciliaria del Ayuntamiento de Valladolid, la mayoría de las 625 empleadas (en su inmensa mayoría mujeres) vienen haciendo una media de 25 horas semanales (o incluso menos), es decir, el 65% de la jornada completa. Esto reduce enormemente los salarios, ya de por sí muy ajustados.
A las trabajadoras se les clasifica dependiendo de si están incluidas “dentro” de la bolsa de trabajo, que son 139 (28% de la plantilla); o si están “fuera”, las 490 empleadas restantes, que suponen el 72% del número total. Estas últimas sufren -aún más si cabe- peores condiciones que sus compañeras.
Las trabajadoras del servicio de ayuda domiciliaria no saben cuántas horas van a trabajar la semana siguiente, ni el horario, ni en qué días. Una situación de flexibilidad horaria extrema “intolerable” que soportan durante todo el año, y que imposibilita cualquier conciliación de vida laboral y familiar. Además, les lleva -de hecho- a ser empleadas en riesgo de pobreza. Unas condiciones e incertidumbre permanentes que afectan emocional y psicológicamente “seriamente” a estas empleadas, como se detecta en la valoración psicosocial que les han hecho.
La división por edades de la plantilla de ayuda domiciliaria, muy feminizada, refleja que el 78% supera los 40 años, lo que evidencia que no es un trabajo que atrae a las mujeres jóvenes, en edad de tener hijos. Solo un 10% de estas empleadas tienen más de 20 años, y un 12% están entre 30 y 40.
Asimismo, “se suman numerosas pequeñas exigencias laborales, que cada día ponen un poco más difícil el trabajo diario”, lamenta CSIF. Señala, como ejemplo, que la jornada no podría denominarse ni continua ni partida, pues la tarea se circunscribe a los horarios demandados por los usuarios, por lo que pueden tener jornadas laborales discontinuas “con tiempos muertos”, que -lógicamente- no se pagan. Las trabajadoras, por tanto, alargan la jornada laboral por la mañana, tarde e incluso noche, para cumplir con las horas de trabajo asignadas.
CSIF reclama al Ayuntamiento de Valladolid que evalúe integralmente el servicio de atención domiciliaria que se presta, “que es importante, necesario y de calidad. Pero todo el esfuerzo para prestarlo no puede recaer en los trabajadores”, insiste el sindicato independiente.
https://www.eldiadevalladolid.com/Noticia/Z41D9D367-C636-33F0-DF794E29F70547EE/202201/CSIF-critica-la-precarizacion-en-la-ayuda-a-domicilio
https://www.elespanol.com/castilla-y-leon/region/valladolid/20220118/csif-denuncia-esclavitud-trabajadoras-domiciliaria-ayuntamiento-valladolid/643435829_0.html
Aparición en TVE Informativo día 25 de enero de 2022