El delegado de CSIF Correos que se jubila tras 38 años: La gente necesita que la escuchen
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13 de noviembre de 2024
Hoy se jubila nuestro delegado en Vizcaya: Luis Alonso Arenas, Luison, una referencia indiscutible de CSIF Correos en los últimos 25 años. Le echaremos de menos, pero nos quedamos con su legado: "La gente necesita que se la escuche".
"Los compañeros sólo necesitan que se les escuche", explica hoy Luis Alonso Arenas en el mismo día de su jubilación tras 38 años de vida laboral en Correos desde que empezó como enlace rural en su pueblo Villasana de Mena (Burgos). "Luego aprobé la oposición. Estuve tres años en Madrid hasta que pedí el traslado al País Vasco. Primero en Doností y luego en Bilbao".
Y aquí está su vida, en Bilbao, donde ha sido delegado sindical de CSIF los últimos 25 años en los que aprendió que "lo fundamental es la insistencia" y no tener miedo "a compartir tu experiencia", porque "al final tú eres lo que has vivido". "Y el trabajo de delegado sindical es duro. A veces, hasta me abuchearon al entrar en los centros. Pero siempre será un trabajo que te ofrece una oportunidad extraordinaria: la de cambiar las cosas para mejor".
Se marcha "con la conciencia tranquila" y se va como llegó "siendo cartero de reparto a pie". "Tuve la oportunidad de promocionar, pero yo me conformé con el status de cartero. En ese sentido fui un conformista, lo reconozco. Pero es que pertenezco a los viejos tiempos en los que el cartero se diferenciaba por su carisma. Es más, todavía sigo pensando que el cartero es aquella persona capaz de transmitir confianza en las casas".
En el día de su despedida, no cierra los ojos a la realidad. "Me voy preocupado porque todos tenemos dudas de la viabilidad de Correos. Sé que la gente no está contenta. Necesitamos algo mejor. Pero, por otra parte, me voy tranquilo porque los empleados de Correos son gente muy responsable. Es más, pienso que eso es lo que menos ha cambiado desde que repartí mi primera carta en el año 82".
Y hoy, cuando terminé de despedirse de sus compañeros, volverá a su casa en el barrio de Zorrotza donde a partir de mañana aprenderá a tocar la guitarra. Y el fin de semana se irá a su pueblo a pescar. Pero nunca se separará de su teléfono, porque "en mi teléfono está mi vida". "Al fin y al cabo, la vida es la gente que conoces y yo nunca dejaré de atender a toda esa gente y a todos esos contactos que me prestaron su confianza".
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