CSIF REIVINDICA PROTECCIÓN PARA LOS AGENTES DE PROTECCIÓN DE LA NATURALEZA FRENTE A AGRESIONES DE VIOLENCIA EXTERNA EN EL TRABAJO

21 de May de 2024

La agresión sufrida por un Agente de Protección de la Naturaleza el pasado 29 de abril, golpeado y amenazado de muerte por un operario que trabajaba en un aprovechamiento maderable en la comarca de la Ribagorza, sigue poniendo de manifiesto que los APN continúan exponiendo su integridad en el desarrollo de sus labores cotidianas.

Este hecho por desgracia no es el primero ni será el último. Supone un factor de alto riesgo la facultad que los APNs ostentan como Agentes de la Autoridad y por tanto agentes denunciantes que trabajan en entornos aislados y desprovistos de medios de defensa.

Destaca el trágico suceso ocurrido en 1991 en la localidad oscense de Arguis, cuando el agente forestal Pascual Garrido de 28 años encontró la muerte mientras asistía a un águila herida en una caseta aislada en el monte. Lo asesinaron con una motosierra y su cadáver fue encontrado por su propio compañero.

En 1995, dos APNs en la comarca de Sobrarbe fueron agredidos a raíz de una denuncia efectuada en materia de caza. Uno de ellos fue hospitalizado por la gravedad  de las heridas.

En 2016 dos agentes fueron amenazadas al requerir la documentación durante una inspección de caza, llevando el caso ante los tribunales.

En 2017 dos Agentes Rurales en Cataluña, fueron tiroteados por un cazador que acabó con sus vidas.

Los casos más recientes, sucedidos en los últimos meses además del mencionado en la Ribagorza, han sucedido en la provincia de Teruel: un APN fue acorralado en el interior de su vehículo oficial, habiendo recibido agresiones físicas y verbales además de amenazas como respuesta a una denuncia. El otro caso consistió en violencia con daños en el vehículo particular de un APN, pinchando las ruedas como respuesta a una denuncia formulada a cazadores.

Algunos “clásicos” que vienen sufriendo los APNS a lo largo de la historia son:

  • Daños en los vehículos particulares, frecuentemente pinchazos en los neumáticos y  daños en la carrocería.
  • Amenazas de agresiones o negación de servicios en caso de necesitarlos. Como ejemplo,  un médico denunciado en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido amenazó a un APN negándole auxilio médico en caso de que en un futuro pudiera necesitarlo.
  • Acoso y daños psicológicos al APN y a su familia en el domicilio particular, además del aislamiento sufrido en el entorno social, en pequeñas localidades.
  • Insultos y actitudes irrespetuosas hacia los agentes.

 

En Junio de 2015 CSIF dirigió un informe al Departamento de Medio Ambiente describiendo los casos acontecidos y las medidas a implementar para evitar en lo posible estos trágicos acontecimientos para demandar a su vez un Protocolo de Violencia Externa específico con medidas concretas para los Agentes, pues la actividad laboral de este colectivo se desarrolla en entornos aislados, a veces carentes de cobertura tanto de móvil como de emisora.

En Mayo de 2017, dentro del ámbito de prevención de riesgos laborales, CSIF solicitó  un informe a  peritos judiciales en el uso de la fuerza. En dicho informe quedó patente que “la dotación del equipo básico de autoprotección para el Cuerpo de los Agentes Forestales y Medioambientales, no sólo es recomendable sino que se materializa indispensable para el desarrollo de las funciones encomendadas a este colectivo”.

 A fecha de hoy, los agentes no disponemos de ningún método de defensa, estamos vendidos ante agresiones que nos puedan sobrevenir en el día a día de nuestro trabajo.

 

 

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